martes, 26 de febrero de 2013

MORFOLOGÍA DEL CABALLO ESPAÑOL: LA CABEZA II (Ojos, Orejas, Ollares, boca)


Extraído del libro EL CABALLO ESPAÑOL de Juan Carlos Altamirano, el cual recomendamos.


1. LA CABEZA (II)

1.2  Los Ojos
1.3  Las Orejas
1.4  Los Ollares
1.5  La boca
       El Barbejo
       La Lengua
       Los dientes
1.6  La cara




1.2 Los Ojos

Son varios tipos de ojos los que presenta la raza española pero les une un denominador común: el color oscuro. A través de la historia este último ha sido el color que más ha gustado, así como la forma triangular u ovalada de los mismos que esta prácticamente generalizada, aunque en algunos momentos históricos se prefirieron los redondos. También se rechazaron las cuencas demasiado salientes y las profundas a las que se denomina "cuencas de vieja".

Columella, en el siglo I, desestimaba que en los ojos de los caballos se viera blanco, argumentando que denotaba fiereza. Para De la Guérinière los ojos eran La parte más bella de la cabeza y los describía como debían ser, según su gusto:

"El ojo ha de ser claro, vivo y arrogante, y no grande en demasía ni pequeño, ni tampoco resaltado ni hundido. El Caballo que tiene los ojos grandes y saltados tiene comúnmente el aire triste, y el que tiene los ojos muy pequeños que llaman Ojos de cochino, tiene también un mirar triste...”


DISCRETO DE MONTARCO, POTRO DE LA YEGUADA EL AMOR. SALAMANCA


En la actualidad, algunos mantienen que los caballos que tienen un tipo de ojo que presenta “blanco”, denominado “ojo fiero”, tienen entre sus ascendientes algún caballo de raza árabe. Esta afirmación no debe ser admitida hasta que tal hecho sea demostrado, ya que en todas las razas de animales aparecen rasgos que son propios de heterocigocis y no tienen porque ser consecuencia de mestizaje.

OJOS CARACTERÍSTICOS DEL CABALLO ESPAÑOL
"El rasgo más notable de la evolución y de la historia humana ha sido el mínimo grado de divergencia que existe entre las poblaciones geográficas en comparación con la variación genética entre los individuos”


CHARACTERISIC EYE OF SPANISH HORSE
(…)

Asimismo, se ha afirmado que los ojos oscuros de los caballos de raza española son una consecuencia de la adaptación al abundante número de horas de sol en el sur de la península ibérica. Es la misma teoría que algunos autores han aplicado al ser humano. La interpretación de que los ojos azules se dan con más frecuencia en el norte de Europa debido a la falta de sol y, en cambio, en el sur los ojos de los humanos son negros para defenderse de él son teorías no demostradas que favorecen la confusión. Como se dijo en el primer capítulo, el color del iris es una simple "filigrana" como lo es el grupo sanguíneo que no se debe a ninguna  adaptación. Precisamente, las primeras noticias sobre el color azul en los ojos de caballos que llegaron a la península no procedían del norte sino del sur. Esto sucedió en pleno Califato de Córdoba, en un regalo de dieciocho caballos marroquíes, que ha quedado recogido en los “Anales palatinos del califa de Córdoba al-Hakamm II y en el Muqtabis V de Ibn Hayyan”:

“Con esta carta de este año, Muhammad b. Jazar regaló a an-Nasir (…) dieciocho corceles marroquíes, uno leonado, con crin negra y cola recortada, otro bayo, de ojos azules y cola negra…”


OJOS CARACTERÍSTICOS DEL CABALLO ESPAÑOL


OJOS CARACTERÍSTICOS DEL CABALLO ESPAÑOL

Hoy la raza española se encuentra muy uniformada en cuanto al ojo que de forma generalizada se prefiere grande, negro, de forma triangular y carente de “blanco”; además que no estén ubicados muy cerca de la base de las orejas, porque hace la frente excesivamente grande. Se intenta evitar los tipos denominados saltones, de buey o de cochino. En cuanto al lugar exacto donde deben localizarse también ha existido uniformidad de criterios. (…) Una bonita definición que hizo el marqués de Arellano (s.XVII-XVIII) los describe perfectamente:

Claros, grandes, salidos, negros, rasgados, en figura triangular, alegres, fijos a cualquier objeto, mirando adelante, y las pestañas largas y pobladas”.


TEMPLADO IV, DE LA YEGUADA OAK HILL. LOS ÁNGELES , CA. (US)



1.3 Las orejas

Están constituidas por tres cartílagos en su base en su base y el auricular que forma el soporte del pabellón auditivo. La parte anterior del borde externo debe tener un arqueamiento a todo el largo de la misma, y por el borde interno, una pequeña hendidura cerca de la punta, desaconsejándose que se acerquen en exceso ambas orejas. La parte posterior debe presentar un borde recto desde el nacimiento hasta la parte más alta de la misma y su tamaño debe ser proporcional a la cabeza.


HELENA, DE LA YEGUADA DE FERNANDO ALPRESA. LOS BARRIOS (CÁDIZ)


JAQUIMERO, SEMENTAL DE LAS GANADERÍAS DE PEDRO PONS Y VILAIRE. PALMA MALLORCA

Pero no solo es importante la forma y el tamaño de las orejas sino que también lo es su movilidad por la plástica y el aspecto vivaz que proporciona a la cara.


BIBIANO, SEMENTAL DE LA YEGUADA DE FERNANDO ALPRESA. LOS BARRIOS (CÁDIZ)


La movilidad se debe a los músculos auriculares que permiten su orientación en todas las direcciones, favoreciendo así la extraordinaria audición de los caballos. La importancia que se da a la posición de las mismas se hace patente en la variada terminología ecuestre con denominaciones como: orejas de liebre, en tenazas, gachas, de mulo, inciertas, de cerdo, etc. No obstante, en el caballo español se deben evitar las orejas implantadas excesivamente altas o bajas y las que presentan una pronunciada inclinación hacia atrás.


TEMPLADO IV, DE LA YEGUADA OAK HILL. LOS ÁNGELES, CA. (US)


JABATO LI, DE LA YEGUADA OAK HILL. LOS ÁNGELES, CA. (US)


Las yeguas suelen tener las orejas un poco más grandes que los machos, pero sin que lleguen a desequilibrar en exceso la proporción con la cabeza. No olvidemos, como se ha señalado: que la belleza del caballo español radica no sólo en la adecuación de su morfología sino también en la proporción.


JOCOSA, DE LA YEGUADA DE PEDRO PONS, PALMA DE MALLORCA.


1.4 Los Ollares

Se trata de un carácter morfológico que presenta bastante uniformidad en la raza en la que predomina el tipo medio (de tamaño) y alargado en forma de arco. Sin embargo, en el pasado se prefirieron los ollares redondeados al creer que una mayor abertura de los orificios nasales facilitaría una mejor función respiratoria. Francisco de la Iglesia, caballerizo real, escribió en este sentido, en 1805:

"Las narices o sollares deben ser anchas y bien abiertas, para que el caballo respire con facilidad; y aunque no dependa esta libertad de la abertura de las narices, y sí de la buena constitución del pulmón, sin embargo la simetría que guarda siempre la naturaleza en todas sus partes, hace creer que siendo las narices anchas, también lo serán las fosas nasales y todos los conductos por donde llega el aire al pulmón".


 
OLLARES CARACTERÍSTICOS DEL CABALLO ESPAÑOL


PINTURA DE ESPERANZA VERGARA, SE PUEDE OBSERVAR EL TIPO DE OLLAR DILATADO
CARACTERÍSTICO DEL PURA RAZA ÁRABE.

La tendencia que se ha seguido durante los últimos años en la selección del caballo español es la eliminación de los ollares excesivamente redondeados, denominados nariz de ternera. La explicación más plausible de este hecho puede estar en la pretensión de separar de la raza española características que, como se señaló son propias o que aparecen con bastante frecuencia en otra raza. Algunas personas por querer ir más allá de la lógica que debe existir en la descripción o normativa de la raza española afirman que cuando aparece un caballo español con los ollares redondeados es debido al cruce de sus antecesoras con caballos árabes. Esta afirmación equivale a decir que una persona de piel blanca tiene entre sus ascendientes a personas de piel oscura por el hecho de que presente unos labios voluminosos, el pelo rizado, los ojos negros o los dientes muy blancos. Nuevamente afirmamos que la pureza del caballo español no la determina un rasgo concreto sino un conjunto de características y que, como raza prefabricada, es el hombre el que tiene que decidir cuáles son propias de la misma. Por lo tanto, se le podrá restar puntos en un concurso morfológico al animal que presente otro tipo de ollar, porque realmente esta muy bien definido en el Reglamento el tipo de la raza, pero no se hará, como se ha señalado, aludiendo al mestizaje sin que este se pueda demostrar. Siglos antes de que el primer caballo árabe pisara tierras de la península ibérica ya había en ésta caballos que presentaban ollares redondeados. 
Columella (Siglo I) así lo afirmaba:

"La hermosura del caballo consiste en tener la cabeza pequeña, los ojos negros, las
narices abiertas..."



OLLARES CARACTERÍSTICOS DEL CABALLO ESPAÑOL

Años más tarde cambiaría el gusto y se comenzó a buscar ollares rasgados, como aparece en las palabras de Cubillo:

"La cabeza debe ser ligera; ojos y hollares rasgados...”. 



La tendencia hacia el ollar alargado pudo deberse al gusto de los andaluces por la boca acuminada. Se decía que un caballo debía tener la boca de forma que le permitiera “beber en un búcaro de agua” (vasija de barro con la boca muy estrecha).


1.5  La Boca

Se ha señalado que la característica principal del caballo español es la proporción, y la boca, como es lógico, participa de esta noción.  El léxico ecuestre recoge con diversas denominaciones las formas que suele presentar, considerando más perfecta la que guarda mayor proporción con el tamaño y el tipo de cabeza. Cuando es demasiado larga se denomina boquirrasgada, y si es muy pequeña boquiconejuda.
Sobre la idea de proporcionalidad en relación con la perfección, de la Guérinière escribió:

"Entiéndase pues por buena boca la que no es muy rasgada ni recogida, y cuando estando embridado el Caballo aparece esta parte fresca y llena de espuma; circunstancia que denota en el bruto un buen temperamento. Dícese en este caso que el Caballo se saborea con el bocado ó con la brida”

Los labios deben ser delgados, y sobre ellos decía este mismo caballerizo:

"Los labios demasiado gruesos y carnosos cubren casi siempre los asientos, é impiden su efecto á la embocadura. Esto es lo que se dice –Hacer almohada el Caballo-. Y también –Armarse o defenderse del labio-“.

Y la misma opinión tenía Francisco de la Iglesia, en 1831:

"Los labios deben ser delgados, porque siendo carnosos y gruesos hacen almohada sobre las encías o asientos, y estorban el efecto de la brida".

Es recomendable que el belfo superior asiente sobre el interior adoptando una forma acuminada. Visto de frente el labio superior suele presentar una depresión o hendidura en forma de ángulo entrante que le hace parecer como si lo tuviera partido; el inferior debe estar próximo al superior y nunca colgante, ya que si es así en la raza española es considerado un defecto, salvo en los animales de mucha edad.

El hocico suele presentarse de diversas formas. Cuando termina con forma redondeada se denomina "hocico de ternera" y cuando es excesivamente agudo, "hocico de lechuza". Asimismo se considera defecto, no solo en la raza española sino en otras razas, que la mandíbula inferior sea mucho más corta que la superior originando el defecto denominado "picón". La barba se recomienda quo no termine en forma redondeada sino en un ángulo marcado,  por el que se une al barboquejo, a su vez, debe formar ángulo con el maxilar superior.


El barboquejo

Es, junto a los asientos del caballo, la zona que más contribuye a la suavidad de la boca, ya que es el lugar donde hace efecto la barbada (cadenilla). Se recomendaba para esta parte de la cabeza que tuviera poca carne y pelo porque así ofrecería una mayor sensibilidad.

Cuando un caballo presenta mucha dureza o callosidad en el barboquejo puede tener diversas causas. Entre ellas, que el barboquejo sea muy elevado o muy llano favoreciendo que la cadenilla se apoye en los extremos; otras causas son que el caballo se apoye con exceso en el freno, que la barbada este mal diseñada o mal situada o, como bien dijo de la Guérinière, que el jinete tenga "pesada La mano de la
brida".


La lengua

Lógicamente no es rasgo característico de ninguna raza de caballos el tipo de lengua que pueda tener. Las descripciones hechas en el pasado sobre esta son definiciones de cómo debe ser para facilitar la colocación del bocado y La presión que pueda hacer sobre las barras o asientos. Así, una lengua gruesa que quede por encima de La altura de los asientos no permite que el bocado actúe sobre los mismos, Lo que hace inoperante al bocado, a la vez que se daña por un exceso de presión. Esto Lo afirmaba en 1570 Eugenio Manzanas:

"Ay en los cavallos dos maneras de lenguas que son lengua gorda y lengua delgada. La lengua gorda es aquella que cargando el freno (...) y con ella quita el freno de su natural asiento. La lengua delgada es aquella que con cualquier freno que en ella cargue, se rinde el cavallo, y es delgada (...) y por facil que sea el freno trae la boca fresca, y llena de espuma".

Y casi dos siglos después Francisco de la Iglesia opinaba en idéntico sentido:

"La lengua ha de ser delgada como los labios y estar bien colocada en su caja, porque en este caso hace el bocado el efecto debido sobre los asientos”.

De la Guérinière escribió:

Otras dos cosas feas se hallan en la lengua, y son cuando marchando el bruto la saca por uno u otro lado fuera de la boca, ó la pasa por encima de la embocadura”

Nuestro léxico recoge ambos defectos. Para el primero utiliza la denominación de lengua “pendiente” y para el segundo la de “serpentina”.


Dientes

Ya vimos en el apartado 1.2 la evolución que se produjo en la mandíbula de caballos, modificación que fue experimentada por la totalidad de la especie. Por ello, posiblemente, no existen diferencias entre las dentaduras de las distintas razas.

Es más fácil encontrar variantes en las mandíbulas que en los dientes. Los carrillos deben ser descarnados y proporcionados al tamaño de la cabeza, pues un exceso de
volumen produciría el defecto de "empastado", afeando la cabeza del caballo e incluso perjudicando a una buena colocación del cuello, si este no es Lo suficientemente largo y elevado. Son numerosos los tratados editados sobre anatomía equina y en la mayoría de ellos se recomienda que deben ser proporcionadas. Entre ellos el del marqués de Arellano que aconsejaba:

"Las quijadas deben ser descarnadas y no muy cerradas ni tampoco muy abiertas, porque muy abiertas contribuyen a que bajen el pico demasiado o encapoten mucho los caballos (...) Y muy cerradas, dificulta embridarlos bien, por lo que naturalmente sacan el pico y despapan".

Y De la Guérinière afirmaba:

"Deben ser los dos huesos que componen la quijada poco carnosos en lo exterior: entiéndase a cada lado de la mandíbula inferior; y el hueco que forman dichos huesos que es la parte que toca a las fauces, ha de estar bien abierto y libre para que el caballo pueda con facilidad colocar como debe la cabeza”.

Los caballos que no colocan adecuadamente la cabeza levantándola excesivamente se denominan “estrelleros” y cuando la colocan por detrás de la vertical, “encapotados”.


4.6 La cara

Es la zona comprendida entre la frente, la parte alta de los ollares y los maxilares o carrillos.

Los caballos españoles tienen en general la cara descarnada, por lo que el hueso nasal se aprecia que es más estrecho y marcado que en otras razas; hueso que, con cierta frecuencia, presenta una hendidura longitudinal.


YEGUA DE LA GANADERÍA DE JUAN BAUTISTA GÓMEZ. MADRID


GADITANA, DE LA GANADERÍA DE JESÚS BALLESTEROS. CARCABUEY (CÓRDOBA)


El autor anónimo del manuscrito Pintura de un Potro encontrado en la biblioteca del duque de Osuna (siglo XVII?) al definir su ideal de cabeza para los caballos coincidía en parte con el gusto actual:

“La cara ha de ser larga,  derecha, angosta, lisa, descarnada, que vaya en disminución hasta el hocico, y que sea delgada y sin vuelta, derecha hasta la boca, que ha de ser rasgada..."



SEMENTAL DE LA GANADERÍA DE FRANCISCO TALAVERA. MÉXICO

YEGUAS DE LA GANADERÍA DE MIGUEL A. DE CÁRDENAS. ÉCIJA (SEVILLA)

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